
En cine realizó la banda de sonido de la película 20.000 besos de Sebastián De Caro
Hace relativamente poco volví a ver Trust de Hal Hartley, película de 1990…un año antes de que Sonic Youth, Nirvana y otros grupos hagan una gira por Europa rompiendo cuanto escenario se cruzaran. Evidentemente la juventud de los 90 tenía la necesidad de expresar descontento y desagrado por el mundo que les tocaba transitar: capitalismo, patriarcado y toda estética mainstream eran dignos de aborrecer. Acá en la Argentina toda esa corriente impactó algunos años mas tarde y fue justo cuando yo pasaba por la adolescencia; esa bomba fue mi guía y hasta el día de hoy sigo emocionándome con ese encare que me parece de lo mas natural.
¿Cómo es que alguien puede llegar a aceptar que las reglas del juego son estas? Para mí de eso va Trust, los protagonistas son simplemente sinceros y bellos en su intimidad, como todos lo somos; no buscan agradar a nadie y tienen su confianza quebrada ya que lo único que les ha devuelto la vida son cachetazos, no importa si son un genio de la electrónica capaz de reparar cualquier artefacto o una chica de corazón puro con apenas 17 años. Ellos se enamoran a su manera pero lo mas relevante es que se modifican el uno al otro, se llenan de coraje y se acompañan hasta el punto de hacer explotar una granada juntos.
Para mí Trust funciona como una declaración de principios, no es necesario tener que agradarle a todo el mundo y no es natural tener que encajar en esta escena que se nos plantea. El arte debe ser nuestra guía hacia la libertad, hacia nuestra forma de ser felices. Hoy yo soy un adulto, un adulto del hoy; estoy seguro de que en breve podremos ver nuevos Kurt, nuevos Trust; ojalá que todos los que transitamos este mundo antes que los jóvenes de hoy hayamos podido allanarles aunque sea un poco el camino para que puedan expresarse y seguir buscando sus singularidades. Cada cual a su manera, somos todos perdedores hermosos.
«Remeras Laser», Pablo De Caro.