por Mercedes Orden
Siempre te van a cuestionar. A vos, a tu palabra. Querida, poner bajo la lupa a un hombre siempre sale caro. Su hombría, su machismo, pesan más que tu integridad y la de las otras chicas.
Belén López Peiró, en Por qué volvías cada verano
El hecho compuesto de a pedazos, al igual que el propio cuerpo. Ese cuerpo de una mujer desarmada y vuelta a armar, de Carolina Moscoso, directora de este documental que relata su historia. En Visión nocturna primero llegan las imágenes junto al texto escrito a partir del cual se narra el hecho: un intento de hacer amigos en medio de un viaje a Papudo -ciudad balnearia cercana a Valparaíso, Chile- que terminó con el abuso sexual cometido por Gary, integrante de un grupo recién conocido del que ella se alejó en busca de comida. «Caminamos por la oscuridad. Ahí me violó». Su testimonio es puesto en una serie de placas, junto a un primer silencio que forma parte de su proceso.
A lo largo del relato, tres tipos de luces se entremezclan. La que encandila, la que no deja ver y la penumbra se convierten en territorios a partir de los cuales esta ópera prima avanza al igual que ciertos estados y sentimientos de la directora trazando un paralelismo entre su vida y una multiplicidad de registros donde el nightshot que le da nombre a la película es también el modo que representa una forma de sentir y estar en estos últimos ocho años.
La figuración del cuerpo y su voz tardan en llegar. Detalle que resalta la complejidad del tema, su potencia y el coraje para enfrentarse a ese hecho traumático, de revivenciar, entre imágenes registradas y que ahora son vueltas a significar al intercalarlas con distintos recuerdos, texturas, sonidos que componen este diario filmado con música de la artista chilena Camila Moreno. La primera persona toma fuerza para reflexionar acerca de una violencia que siguió y cobró nuevas formas luego de la violación. Situaciones que la mujer tuvo que atravesar en espacios que deberían haber sido de contención como las charlas con sus seres queridos, la revisación médica y el proceso judicial posterior a la denuncia. Violencias ejercidas por un sistema patriarcal que sigue culpabilizando a la víctima.
Unir las piezas. Dar forma al caos a través de la voz. Una voz personal que ayuda a tender puentes con otros casos de mujeres, que se acerca a historias como la de Belén López Peiró, en su libro Por qué volvías cada verano, donde cuenta cómo fue abusada por un tío con el poder suficiente para que las diferentes voces del relato confirmen que una vez más la mujer es culpabilizada. Moscoso emprende un viaje catártico hacia la oscuridad, no solo -y no siempre- estética, sino también temática. La subjetividad se convierte en un collage de momentos donde la polifonía resulta inherente al relato y donde la posibilidad de sanar forma parte de este planteamiento audiovisual.
En Visión nocturna lo expresivo resulta urgente y al ser consciente de esto, el documental va creciendo mientras plantea distintos recorridos, espaciales y formales. Carolina Moscoso señala los puntos oscuros al interior de un sistema que se rige por la lógica patriarcal, pero también se detiene a observar las variaciones de la luz, como parte de un proceso de descubrimiento, añade colores en la whipala, oye con atención a Marx en sus sueños, retrata el fuego y la lluvia, recita un poema de Parra, a la vez que se aferra a las palabras y los silencios para buscar en medio del arte una alternativa que ayude a cicatrizar su historia.
Chile, 2019 Dirección: Carolina Moscoso. Guion: Carolina Moscoso, María Paz González. Fotografía: Carolina Moscoso. Música: Camila Moreno. Edición: Juan Eduardo Murillo. Sonido: Mercedes Gaviria. Producción: Macarena Aguiló. Duración: 78 min. |