«LA MONTAÑA SAGRADA» (1973), ALEJANDRO JODOROWSKY. ESCRIBE: RODRIGO OGANDO.

Rodrigo Ogando. productor y diseñador porteño, Inspirado en la psicodelia pop de los años ’60 y la cultura electrónica del acid de los ’90 creó su proyecto musical El Mundo Imaginario.

Hace aproximadamente 13 años que en una fiesta de cumpleaños bastante aburrida conocí a uno de mis mejores amigos, Stephan. Teníamos casi la misma edad y éramos los únicos dos freaks del lugar, enseguida nos caímos bien. Stephan es suizo pero vivió su niñez y adolescencia en Brasil. Por esas épocas, 2008, él escuchaba músicas que yo nunca había oído hablar hasta ese momento: Devendra Banhart, Dandy Warhols, Belle and Sebastian; y era un cinéfilo, había visto casi todo. Un día me empezó a hablar de Alejandro Jodorowsky, particularmente de su película El Topo (1969), y una vez que la vi me dijo que tenia que continuar con La Montaña Sagrada (1971), un festival grandilocuente de visuales e ideas afines a la psicodelia, la meditación, las religiones, el arte y la historia.

En esta película hay de todo: desde la botas de plataforma de Bowie en Ziggy Stardust, hasta Jesucristo horrorizándose con las atrocidades que hizo la iglesia en su nombre. La Montaña Sagrada funciona como un recorrido por el Tarot de Marsella, donde cada carta es representada por un personaje que gobierna un planeta del sistema solar. Cada uno de estos personajes busca desprenderse de los aspectos terrenales de su vida, eliminando el ego para alcanzar la iluminación. El guía del viaje y la exploración es el mismo Jodorowsky que, entre varios momentos memorables, convierte a la mierda en oro por medio de la alquimia, hace una pira donde cada uno quema todo su dinero, droga a los propios actores con un hongo alucinógeno que los hace vivenciar su propia muerte y hasta rompe la ilusión misma del cine.

Una de las cosas que me sorprendió es que tanto Lennon como Yoko solventaron parte la realización de la película, hecha de manera independiente, de una duración de casi dos horas y un presupuesto de U$750.000. Por más increíble que suene este presupuesto, lo más sorprendente es que este monto se gastó en la primer mitad de la película, que es realmente impresionante, pero que luego va decayendo en una larga presentación de cada personaje, que tal vez en una versión mas acotada hubiera sido mas efectiva, para luego repuntar y culminar con un final abierto.

Una vez convencí a algunos familiares de verla. La primer escena, donde el Loco/Jesús (la carta cero del tarot) aparece atado al suelo, cagado y meado, con la cara llena de moscas, es rescatado por un incapacitado sin piernas ni brazos que le convida marihuana. Al ver esto la mayoría de ellos se levantaron y se fueron, solo quedamos tres. En ese momento reafirmé mi parecer, esta obra maestra es tan buena como compleja, tan hermosa como repulsiva, y de un vuelo intelectual y espiritual
gigantesco.

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