SOLO UN COMENTARIO

por Nicolás Noviello


Este texto originalmente iba a ser un comentario a uno publicado en Con los ojos abiertos por Nicolás Prividera. Como quien escribe se sintió altamente ignorado al leer los primeros párrafos de dicho texto, eligió publicarlo como un texto para invitar formalmente a Prividera a leer, cuando tenga tiempo y ganas, este humilde espacio llamado La Tierra Quema. El escritor pide disculpas por la estructura de comentario que tiene el texto.

Querido Nicolás, leyendo tu texto me surgieron algunas dudas e ideas que me gustaría comentarte. Para empezar cito una parte de tu texto: González no “filma muy bien esa rutina mecanizada de manos, aparatos y procedimientos”, ya que, como cuando acumula planos de ese barrio popular, se sienten como meras transiciones, sin relación orgánica entre ellos o con el resto de las escenas (del mismo modo en que muchas de esas escenas parecen borradores, y no por la voluntad de que lo sean).

No alcanzo a comprender qué quiere decir (que querés decir con) “se sienten como meras transiciones”. El recuerdo que tengo de los “planos de ese barrio popular” es que efectivamente son meras transiciones. Entonces, en todo caso, ¿no serías vos el que siente que no tienen relación orgánica?. No la pude rever luego de la función, sin embargo, en esas “meras transiciones” (del personaje, no de la película) César sigue mostrando insistentemente el barrio usando al personaje y a la ficción como excusa, y para mi ahí hay una clave para leer su cine. De hecho, recuerdo así a casi todo el cine de González. La “transición” que para mí es más clara sobre esto es la parte en la que ella pasa por un bar y el barrio está de fiesta. O una más explícita y “bruta”, si se quiere, en la que ella pasa por delante de una flor y el plano se detiene allí. ¿No es esa una constante lucha interna de su cine? desnaturalizar la idea de “barrio popular” que el cine y la tv han dado. Y entonces, quizá, la complejidad de su cine está en un juego doble que intenta mostrar los problemas de un individuo sin demonizar por eso a un colectivo, que a la vez se desmitifica. Esto lo señala Cuervo muy bien: “el hecho de que la película presente un conflicto entre personas que acumulan sobre su cuerpo varias opresiones obstruye la identificación emocional o la toma de partido por una posición moral ‘correcta’” tal vez allí falta esta idea de las “transiciones” en las que Lerer pareciera creer. En Reloj, soledad no es que “cueste tomar partido” es que uno no puede porque no tiene que tomar partido ¿Por qué deberíamos tomarlo? Pareciera la pregunta más acertada. Esa amenaza de una moto con dos individuos encima que inunda los noticieros y películas y que luego se traslada a nuestros cuerpos cuando caminamos por la calle, en Reloj, soledad aparece con una complejidad que desnaturaliza nuestra percepción sobre el sonido de un caño de escape.

Por esto creo que sí parece una imposición “burguesa”, el reclamo estético a sus películas. Pero no porque González no pueda hacerlo (en todo caso hay que preguntárselo a él, como bien hacés) sino porque esas exigencias son simples comodidades que no modifican la complejidad que, entiendo, logran sus películas. Dudo que Reloj, soledad me hubiese parecido más interesante si, por ejemplo, se hubiese tenido la plata para pagarle a Lockett o lo hubiesen conseguido de onda. Si con el tiempo logra “elegancia” bienvenida sea, a diferencia de tu visión creo que esta película sí ganó en “elegancia” con respecto a las anteriores, pero como poco se de realización y de técnica te lo concedo.  De todos modos, me parece muy importante este señalamiento que hacés, porque, tal vez, esto que para mí es un tanto irrelevante en el cine, es lo que hace que las anteriores películas de César Gonzalez no hayan interesado al Festival de Mar del Plata y otras como Álbum para la juventud debuten en Competencia Internacional.

Entiendo que tu texto busca hacer discutir otras críticas y de hecho festejo la combinación que encontré, gracias a eso, entre Lerer y Cuervo, sobre el cine de González, me dió una gran satisfacción. Sin embargo, sinceramente me da curiosidad cómo sería un texto únicamente tuyo que ponga ambas películas en tensión. Porque leyendo el texto no me queda claro, y desde ya que lo pregunto sinceramente, ¿en dónde encontrás lo antitético entre el cine de Solarz y el de González? Porque justamente yo lo encuentro en lo que dije antes al no coincidir con tu observación: González desnaturaliza con su cine, en cambio Solarz naturaliza. Digo, no es que no existan otras diferencias, simplemente yo no las supe encontrar en tu texto. Entiendo que lo anuncias como “la relación entre realizadores y personajes”, pero no me alcanza y no lo encuentro desarrollado. Posiblemente esto hable más de mi falta de comprensión que de tu texto.

Coincido en que hay una deuda grande de la crítica para con el cine de César González, salvo por parte de Roger Koza claramente. Y con respecto a esto me surge una nueva duda: simpatizar con él sólo porque “le pasaron muchas cosas” ¿ayuda a saldar la deuda? Insisto, si opones a la película de Solarz con la de González entiendo que hay algo que quizás ayude a saldar la deuda, pero que yo me lo estoy perdiendo. Me hace ruido justamente al oponerlo con ese “alguien que no tiene tanto para decir” porque se ve que no “le pasaron muchas cosas”. Esa idea, al igual que la que poco entendí de “la relación entre realizadores y personajes”,  parece oponerse bastante a la idea de “salir a filmar”, “salir a la búsqueda de”, “al encuentro de” que muchas veces se reclama.

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. NP dice:

    Novellio:
    Leo La Tierra Quema y muchos otros sitios, pero no cito a todo el mundo. De todos modos mi nota fue escrita antes de que apareciera tu texto, así que no fue «altamente» ignorado. Entiendo si algunos elogios se te subieron a la cabeza (tené cuidado de no endulzarte con los de los directores que alaban los comentarios sobre sus propias películas) pero a mi no me pareció altamente estimable. Ese rastreo farberiano (en el sentido quintinesco) a veces es interesante y a veces cae en la sobreinterpretacion. O en la lectura equívoca o (mal)intencionada, como la que aquí haces de mi nota.
    No se trata de que César deba ser «elegante» ni buscarse un Lockett (por solo mencionar un par de apreciaciones erróneas): si entendiste eso no comprendiste nada de lo que quise decir…
    Disculparás entonces si no me pongo aquí a explicar todo lo demás. Si alguien tiene alguna duda parecida, y pregunta en la misma nota habiéndola leído con más atención, lo haré. Por lo demás, de ningún modo pretendí agotar el tema: esa nota mia es apenas un prólogo, esperando futuras películas para seguir escribiendo.
    Saludos

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  2. Prividera:
    El elogio a mi texto fue solo uno, de Cuervo y por la critica a El perro que no calla, pelicula que aqui no tiene nada que ver. Lo de Katz no fue un elogio, fue un agradecimiento, al menos eso si se diferenciarlo. Es un poco poco para creersela. Con el resto de mi texto, que habla de las peliculas a las que haces referencia estoy muy disconforme. Por eso queria entender lo que escribis, porque muchas veces no lo consigo comprender.
    (¿Que tanto me la tengo que creer para creer estar a la altura de comentarte un texto?)
    No lei nunca a Quintin (no me jacto de eso) y de Farber solo conozco un texto. Esto no me salva de tus acusaciones, solo lo comento porque tendré que investigar a que te referis.
    Mi lectura, como dije en el comentario, puede ser equivocada, ya no me preocupa la verguenza de equivocarme, por eso lo publico. Estoy cansado de no entender y no preguntar. Me apena pensar que entiendas que sea una lectura mal intencionada ¿con que objetivo?. Entiendo que si uno hace una consulta en publico suena más a ironía porque se suma una lucha de egos que no comprendo. No te acuso yo a vos de eso.
    Evidantemente no comprendi nada, asi que claro que te disculpo tu no explicación. Te mando un gran saludo. Hasta la proxima que no comprenda y no me expliques.
    Pd. El inicio era en total tono de broma, sabia bien que ese texto se escribió antes (y en todo caso ni por ahí creía que deberías citarme). LTQ me deja amablemente escribir y preferí hacerlo aquí con esa excusa que me parecio divertida. Mas allá de los errores de mi texto me alegró coincidir y ahi es donde yo encuentro lo que vos llamas «elogios que se suben a la cabeza».

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