LA ASFIXIA DE EXISTIR: «VACACIONES DE LAS ALMAS MUERTAS» (2020), KEKO CHELIDZE #ALESTEARGENTINA

por Mercedes Orden

Un hombre intenta entrar a un canal de televisión, pero un guardia se lo impide. Dice haber trabajado de director creativo allí y que seguramente haya algún viejo conocido, pero no tiene permiso para pasar. Entonces sale y habla con personas que al igual que él, están del lado de afuera. Viven en la calle o trabajan allí. Ninguna de ellas parece demasiada interesada en entablar una charla.

Levan Svanidze, se presenta. Tiene cuarenta y cinco años, es músico y vive junto a su madre, Lamara, en un departamento de catorce metros cuadrados en las afueras de la ciudad de Tbilisi, Georgia. Cuando él no está en la casa, ella lo llama las veces que sean necesarias hasta que atienda. Él se enoja porque interrumpe los ensayos o las charlas juntos a sus amigos, ella le hace sentir culpa, recordándole que está enferma. Cuando regresa, pelean, pero ambos saben que son incapaces de vivir por separado.

El film sigue los recorridos del protagonista a lo largo de la ciudad. Los intentos de conseguir algún trabajo, las súplicas para que las canciones de su nuevo disco puedan ubicarse en algún lado resultan inútiles a pesar de sus contactos. Solo sus compañeros de banda lo tienen en cuenta, lo invitan a tocar en vivo y él acepta, aunque luego boicotee esas oportunidades sin dar demasiadas explicaciones.

Vacaciones de las almas muertas es un documental centrado en la vida de un bajista que alguna vez fue reconocido en Georgia por su banda Dead soul’s vacation. Su fama resulta lejana, algo que comprendemos rápidamente al ver el modo en que vive en un humilde y descuidado departamento junto a Lamara. El apego entre ambos personajes resulta patológico, sobre todo cuando él es consciente de que es incapaz de tener una vida similar a la del resto mientras ella exista y, a la vez, no concibe la posibilidad de su ausencia.

En su ópera prima, Keko Chelidze observa de cerca -¿es que existe posibilidad de alejarse?- la cotidianidad de este antihéroe mientras se ahoga en sus vasos de vodka, fuma, conversa con sus amigos sobre la soledad y de la vida errática en la que ha quedado entrampado a causa de diferentes elecciones. El presente de Svanidze genera la misma sensación de asfixia que esos escasos metros cuadrados donde lo individual e íntimo se pierde en medio de un escenario de incomodidad al que los personajes han quedado reducidos y donde todo se percibe de manera intensa.

Los recuerdos de un abuelo poeta -fanático de Stalin-, las fotos familiares perdidas en medio de otros objetos apilados y sin espacio propio, evocan un tiempo que, al igual que el éxito musical del protagonista, ya no existe. Él y su madre lo saben. Quedaron encerrados en un hogar lleno de ausencias, abandonados por el resto de las personas, a causa de muertes o incomprensión. Entonces se entregan a los vicios, discuten, comen, ven televisión en el sillón y también bailan mientras dejan pasar los días, porque saben que no tienen mucho más por hacer, salvo estar juntos.

Georgia, 2020
Director: Keko Chelidze. Guion: Keko Chelidze, Kote Kalandadze. Fotografía: Kote Kalandadze
Diseño de producción: Nica Jojua. Música: Levan Svanidze, Gia Toidze. Sonido: Kote Kalandadze, Nika Paniashvili. Edición: Ekaterine Chelidze, Kote Kalandadze, Elene Asatiani.
Produccción: Kote Kalandadze, Elene Margvelashvili. Compañía productora: Parachute Films. Duración: 66’.

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