por Mercedes Orden
Muñecas de porcelana clavan sus ojos en otro tiempo. La casa que se vacía habla del instante actual, del futuro, también de la dificultad de una historia para abandonar un departamento porteño donde los rincones asfixian entre partituras, fotografías, artículos de limpieza y obras de arte. Los recuerdos que se desarman y transforman son observados por la directora María Álvarez (Las cinéphilas, El tiempo perdido) para construir un documental que completa su trilogía fílmica donde la vejez y las distintas disciplinas artísticas permanecen en constante diálogo.
Isabel y Amelia Cavallini (Yunga y Coca) son presentadas a partir de un cuadro que evoca su juventud, con vestidos de gala y boquitas pintadas de rojo carmesí. Debajo del cuadro están ellas, a los 91 años, con sus sweaters gastados, los pelos despeinados y sus cuerpos que se achican como ocurría con Úrsula en Cien años de soledad. Las cercanas (2021) narra el presente de dos hermanas gemelas que supieron brillar como un dúo de pianistas profesionales llevándolas a recorrer distintos escenarios del mundo, en especial de Estados Unidos, lugar que abandonaron quizá por error. Un destello perdido es vuelto a buscar por la directora, quien propone reencontrarse con esas artistas sin dejarse obnubilar por el material de archivo sino en un intento de sumergirse en un presente de recuerdos que desbordan, confunden, pero también resisten, entre las antiguas melodías alguna vez interpretadas a la perfección por estas mujeres.

La cercanía que titula el documental no es solo el de estas hermanas que han mantenido cierto estado de simbiosis incluso a precio de dejar pasar ciertas oportunidades de sus vidas, sino también de una cámara que se entrega a ese mundo el cual una de ellas definirá como «bohemio», pero que a simple vista resulta caótico y —comprendiendo las fragilidades que atraviesan a Yunga y Coca— podría pensarse que detrás de ese desorden hay alguna cuota de abandono y soledad.
El cariño que Álvarez tiene por esas protagonistas encontradas en un local de comida rápida resulta genuino, pero en la circunstancia de cercanía se confirma cierto exceso. La decisión de acompañarlas en su cotidianidad y mantenerse junto a ellas, empuja a la asfixia de las imágenes y a un abuso de atención en las derivas. Los deterioros cognitivos son puestos reiteradamente en cuadro sin que logre comprenderse los motivos para defender tal decisión. Hecho que se confirma en una escena sin cortes donde el llanto frente al objeto-tiempo roto entrega la plena fragilidad de estas mujeres sin que sepamos qué hacer con ello, salvo desesperar ante lo que vemos. Es la caída filmada, el tiempo que no vuelve y no mucho más. La soledad es apenas interrumpida por visitas que vuelven al departamento después de diez años, y saludos que se acumulan en un contestador automático.
Las cercanas es una obra que gira alrededor del caos, pero se pierde en sus derivas. Se interroga por el presente, pero evoca una nostalgia convertida en fragmentos. Se deja conmover por estas mujeres escogidas como un modo de defender las temáticas del envejecimiento frecuentemente invisibilizadas, pero lo hace a partir de una acción de exhibir, dejando a estas hermanas vulnerables frente a la pantalla, y donde la compañía queda en un segundo plano, tras la sensación de que el dolor, las lagunas y los achaques han sido priorizados por la lógica del espectáculo.
Argentina, 2021 Guion, Montaje y Dirección: María Álvarez. Protagonistas: Isabel Cavallini y Amelia Cavallini Producción: Tirso Diaz-Jares Rueda y María Álvarez. Dirección de Producción: Agostina Bryk Música Interpretada por: Isabel Cavallini y Amelia Cavallini. Fotografía y Cámara: Tirso Diaz-Jares Rueda y María Álvarez. Cámara adicional: Cecilia Atán. Consultoría de montaje: Sebastian Schjaer. Asesoramiento musical: Romina Dezillio. Dirección de sonido: Martín Grignaschi (MPSE) (ASA). Colorista: Guido Tomeo. Postproducción y deliveries: Ariel Ledesma Becerra (SAE). Gráfica: Martín Lehmann. Duración: 81 min. |