por Mercedes Orden
«El caos se define menos por su desorden que por la velocidad infinita por la cual se disipa toda forma apenas bosquejada. Es un vacío que no corresponde a la nada, es un virtual que contiene todas las partículas posibles provocando todas las formas posibles que surjan, para así hacerlas desaparecer en seguida, sin consistencia ni referencia, sin consecuencia”.
Gilles Deleuze y Felix Guattari, en ¿Qué es la filosofía?
«La palabra Caos denota un ambiente en el cual los flujos circulan demasiado velozmente para que nuestra mente los pueda elaborar, una complejidad demasiado densa y demasiado veloz para que nuestro cerebro pueda descifrarlo».
Bifo Berardi en Respirare. Caos y poesía
«Toda imagen del futuro es un espejismo», dice la leyenda que inaugura Retratos del futuro. El tono suave, tranquilo nos introduce en un film tan lúdico como reflexivo en medio de una etapa donde los cambios resultan intensos y caóticos. En un escenario donde el mundo se torna cruel y egoísta, se hace necesario no perder la calma y poder aprovechar el momento de pausa para repensar ciertos aspectos del presente, una manera de simbolizarlo tomando como un motor posible la pregunta: ¿Qué se puede hacer desde el encierro?
En su primer film en solitario —en cuanto a la dirección, ya que el resto fueron co-dirigidos junto a Ernesto Ardito— Virna Molina se propone un análisis de su estado actual y de un futuro cada vez más incierto. Para ello, mira hacia atrás y encuentra en su archivo personal, pero también en el ajeno, un camino a emprender donde lo individual confirma su vínculo con lo colectivo, sin que parezca posible poder aislar un concepto del otro. La directora puede hablar acerca de una discusión con su hija, de las privatizaciones menemistas, de la lucha sindical, del cine de Raymundo Gleyzer, del feminismo, de las cacerolas provenientes a la clase alta, del mundo enmascarado -o «embarbijado»- que ve desde su ventana y referirse, a su vez, a algo mayor, una pregunta por ella, pero también por lxs otrxs.
A lo largo de noventa minutos, Molina acerca un conjunto de postales de época tejiendo redes con el pasado, mientras reflexiona acerca de dónde estamos, cómo hemos llegado hasta este punto, pero también qué vínculos e imágenes se construyen o pretenden ser construídas. La poesía se pone al servicio de un film que se pregunta también por su carácter intrínseco, con la conciencia de no pensar en la dicotomía documental-ficción. Sin un texto que predomine, sino como una sumatoria de registros, discursos e idiomas, Retratos del futuro interroga los proyectos caducos, pero también las nuevas oportunidades que surgen en lo incierto e indeterminado. Poesía que puede pensarse no solo en el ritmo, sino en tanto acto poiético. En el modo de creación, pero también en las imágenes ya creadas y vueltas a descubrir para entregar una nueva mirada.

«La poesía como punto de fuga ante el sofocamiento», esa metáfora creada por Bifo Berardi puede ayudar a pensar el modo en que este concepto atraviesa al relato de Molina. Una historia donde el futuro es utopía, pero también apocalipsis cuando lo que surge es la pregunta por el progreso, por el modo en que ese término se instala, construye y muta para no extinguirse. También el capitalismo emerge como la otra cara de la misma moneda. Significantes que justifican y promueven un individualismo contra el que hay que luchar si optamos por pensar que de este presente puede surgir algo positivo. Un espejismo que hay que poner en palabras e ideas, o como dice la directora: «Concebir lo inconcebible, de eso se trata el futuro».
El caos se vuelve una postal de época en su carácter impredecible, pero también una promesa. De las partes, se puede construir algo distinto, algo donde el camino busque otra dirección. Ese es el ejemplo que entrega Retratos del futuro. Solo resulta necesario mantener la calma y pensar no solo hacia dónde vamos, como si fuera algo inevitable, sino comprometernos lo suficiente como para torcer el destino y construir nuevas imágenes para lograr acercarnos a nuestros deseos. Buscar en lo infinito nuevas oportunidades para crear. Proponernos una forma de ver donde el caos, como dirían Deleuze y Guattari, no sea asfixia ni finitud, sino apertura.
Argentina, 2021 Dirección: Virna Molina. Producción: Ernesto Ardito y Virna Molina. Cámara: V. Molina, E. Ardito, Nika Ardito. Sonido: Virna Molina, Ernesto Ardito, Isadora Ardito, Nika Ardito. Montaje: Virna Molina |